Esas son posiblemente las dos mejores palabras que definen lo que representa Paprika: la paranoia que rodea a toda la película, de principio a fin, y la magnífica imaginación de su director, Satoshi Kon, que realmente no conoce límites.

Si has visto la primera película dirigida por uno de los más talentosos cineastas japoneses, Perfect Blue, sabrás más o menos de que palo va este director y que sus constantes vitales son el juego entre lo real y lo irreal, mezclándose desde el principio y aumentando la dosis a medida que se acerca el clímax final. Guarda ciertas reminiscencias Paprika con su antecesora Perfect Blue, y en general, con toda la obra de Kon. La película es una producción de Madhouse, normalmente sinónimo de sobresaliente animación, y Paprika no iba a ser una excepción. Se trata de la adaptación de la novela homónima del autor Yasutaka Tsutsui.
El argumento de Paprika gira en torno a un aparato conocido como "PT", que mediante el dispositivo "Mini DC",  permite al usuario introducirse en los sueños de cualquier persona. La finalidad es terapéutica, pero alguien roba tres de estos dispositivos experimentales, causando víctimas con el mal uso del mismo.
La película comienza con un ejemplo práctico de lo que puede hacer este aparatejo, pues lo primero que vemos es el sueño del capitán de policía Konakawa, el cual es guiado por la doctora Atsuko Chiba, o mejor dicho, su alter-ego Paprika, aunque en este momento no sabemos muy bien cuál es exactamente su relación. Continuamos con uno de los mejores títulos de crédito inicíales que he visto en una película de anime, y en cualquier película que haya visto recientemente, y con una canción sumamente pegadiza (como también lo es la canción que acompaña al desfile del "macro-sueño", la cual todavía tengo metida en la cabeza). De esta forma tenemos dos líneas argumentales bien delimitadas que se van mezclando hasta el final del film, que son la del policía por un lado y la investigación para saber quien ha robado el dispositivo los "Mini DC" por el otro.

Uno de los primeros fotogramas de la peli

Desde el principio la película es un no parar, la acción no decae en ningún momento, sumiéndote en una delicia onírica y paranoide al mismo tiempo.  Como ya he comentado antes, la imaginación de este hombre no tiene límites y los hechos que se suceden son más impresionantes y surrealistas que los anteriores. Se trata de una película que te hace pensar, no es el típico producto hollywoodiense que te lo da todo masticadito. Lo cierto es que hay momentos en los que no sabes si lo que estás viendo es el sueño o es la realidad, y te sientes completamente aturdido. Hay un momento del film, relacionado con la línea argumental del policía y las celebres palabras THE END (no digo más para no hacer spoilers), en los que realmente dudas si ahí acaba todo y nada de lo que has visto era real. A parte, te hace preguntarte a tí mismo sobre la importancia de los sueños, qué papel tiene en nuestras vidas y si es lícito o no que cualquiera pueda "meterse" literalmente en nuestro sueño. Como se comenta en el film, en estos tiempos los sueños es uno de los pocos sitios que no está controlado todavía y podemos estar "a salvo", por así decirlo.

Un pequeño descuido entre el sueño y la realidad

Además de toda la imaginería de Satoshi tenemos las múltiples referencias culturales, tanto orientales (a la leyenda del Rey Mono), como occidentales (sobre todo a Disney, pues vemos a Paprika caracterizada como Pinocho, Campanilla o la Sirenita). Incluso hace referencia a sus propias películas, pues podemos ver en un cartel de cine que se anuncia la película Tokyo Godfather, la cual si no habéis visto recomiendo desde aquí, un bonito cuento navideño en el Tokyo más actual. Como dato curioso podemos añadir que "paprika" es como se conoce al pimentón en Hungría o Alemania, lo cual tiene también su cierto significado en la película, sobre todo en el desenlace final.
En definitiva, se trata de un disfrute visual en todos los sentidos, un carrusel de imágenes que te mantiene atento a la pantalla, deleitándote con el colorido y la animación sublime. Además, cuenta con varios planos y secuencias realmente excepcionales, propias de un grandísimo realizador con mucho talento. Lamentablemente, no es tan conocido en el mundo occidental como puede serlo Hayao Miyazaki, pero me atrevo a asegurar que estos dos son los mejores realizadores de Japón, por lo menos a nivel de animación, que no deja de ser un tipo de cine, aunque parece que subvalorado por algunos.