El Macedonio, de Nicholas Guild: Una joya

Hacía tiempo que no hacía una reseña de ningún libro. Bueno, en realidad solo he hecho la de Sinuhé el Egipcio, así que ya tocaba la siguiente. Así que esta vez también quiero hablar de una novela histórica (no en vano es mi género favorito, si puede llamársele género) pero esta vez no sobre el Antiguo Egipto, si no sobre la Grecia Clásica. Pues sí, completo así mi semana sobre Grecia. Ya se van viendo por aquí mis gustos, y tanto la mitología como el mundo de la Grecia Clásica son mi debilidad. Estamos hablamos de la verdadera cuna de nuestra cultura, ni más ni menos.

La novela se centra en los primeros años de vida de Filipo II de Macedonia, padre de Alejandro Magno, el cual no necesita presentación. Aunque, injustamente, Filipo si la necesita. Digo injustamente porque sin las dotes de mando y estrategia de Filipo, y todo el camino que le dejó allanado a Alejandro, este no hubiera salido siquiera de Macedonia. El libro empieza con el nacimiento de Filipo, hijo del Rey de Pela, capital de Macedonia, Amintas III y Eurídice II, en torno al año 380 a.C. Filipo era el hijo menor, el cuarto en línea sucesoria al trono. El hijo fue recibido con poco entusiasmo por el Rey, y desde su mismo nacimiento fue odiado por su madre, la cual casi muere en el parto. Así Filipo, a pesar de ser príncipe, fue criado por un mayordomo, Glaukón, el cual sería un verdadero padre para él, y su mujer Yocasta (en lo que a mí me parece un guiño a la tragedia griega Edipo Rey).
La familia de Filipo son los argeadas, de los que se dice son descendientes del mismo Heracles, y desde su nacimiento se comenta, más en tono de chanza, que podían estar ante el nuevo Herácles. Filipo crece y se convierte en un joven despierto y listo. Su nombre significa "amante de los caballos", y su primera conquista fue un caballo. Un caballo tan bravo que ni su hermano mayor, Alejandro II, se había atrevido a montarlo. En otro guiño a la mitología, Filipo llama al caballo Alastor
Cuando Filipo todavía seguía siendo un niño, su padre Amintas murió, y el primogénito Alejandro se convirtió en Rey de Pela. Aún en el caso de que Alejandro muriera, todavía quedaba su hermano Pérdicas por delante de Filipo, el cual nunca consideró realmente la posibilidad de ser Rey de Macedonia. Una Macedonia muy dividida por aquel entonces, con muchas intrigas. Quién conozca un poco el mundo griego y su división en Polis (ciudades-estado) sabrá cómo se las gastaban esta gente; siempre luchando unos contra otros, vecinos casi siempre. Una práctica muy común en aquel momento es dejar a algún familiar del Rey de rehén en alguna ciudad con la que se tienen tiranteces, como un seguro de que no van a atacar por sorpresa o no van a traicionar la alianza que se había firmado, aunque no siempre se respetaba, aún teniendo al rehén en su poder. El rehén más bien era un invitado, pues podía moverse con libertad por toda la ciudad, y se le trataba con la deferencia que su rango merecía; pero no podía abandonar la ciudad. Normalmente no se deja como rehén al primer hijo del Rey, siempre al segundo o al tercero. Filipo fue dos veces rehén, en Iliria y en Tebas.

Busto de Filipo, al estilo clásico.
Gracias a su estancia en Tebas Filipo aprendió de los mejores guerreros de la época. Pues en aquel entonces no era Esparta la principal potencia guerrera de Grecia, como se presupone, si no que Tebas tenía a los mejores comandantes hasta el momento. Asistimos más adelante a las primeras batallas de Filipo, el cual siempre combatía en primera línea de batalla, la más peligrosa, en contraste con la mayoría de generales, reyes y príncipes, que siempre observaban la batalla y daban órdenes desde la retaguardia, por si la cosa salía mal huir a las primeras de cambio, sin sufrir ni un solo rasguño. Filipo revoluciona la guerra tal y como se conocía hasta ese momento, y asistimos a su crecimiento como guerrero y como persona.
El gran fallo de esta novela es su extensión: demasiado corta, y el final te deja con la miel en los labios, porque ni mucho menos nos cuenta la vida completa de Filipo. Ni siquiera tenemos constancia aquí de Olimpia, la madre de Alejandro Magno. Aún así la novela no está exenta de amor. En realidad la novela, a pesar de sus poco menos de cuatrocientas páginas escasas, no está exenta de nada. Es un libro que está excelentemente narrado, donde los hechos se suceden con naturalidad, sin forzarlos para nada, todo ocurre como consecuencia lógica de los hechos que le preceden, como puede suceder en la vida real. Filipo es un auténtico héroe, bondadoso, noble y honorable, aunque en realidad no lo fuera tanto. Todos los personajes son ricos en matices y cada uno cumple su función a la perfección. El libro es tan intenso que se lee rapidísimo. Y además de la historia principal de Filipo, no son menos interesantes las historias secundarias, como el romance entre la reina Eurídice y el marido de su hija, la conspiración de Tolomeo o el toque mitológico que tiene en ciertos puntos, como las señales de la diosa Atenea a Filipo, el cual se insinúa durante todo el libro que es el protegido de la diosa.
Por supuesto no faltan los personajes históricos a pesar de la familia real argeada. Tenemos a Aristóteles, amigo de Filipo desde su infancia, Platón, el mentor de Aristóteles, o los famosos tebanos Epaminondas y Pamenes. Así como las principales ciudades del Mundo Griego: Tebas, Pela, Atenas...
En definitiva, un libro ideal si te interesa la Antigua Grecia, y si no, es un libro extraordinariamente bien escrito, que se lee rapidísimo y siempre te deja ganas de más. Lo peor es conseguirlo, pues está descatalogado y solo se puede comprar de segunda mano. Yo tuve que comprarlo en una librería de Madrid por envío contra reembolso. Pero buscando un poco se encuentra en internet, además de que el libro merece completamente el esfuerzo.

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2 comentarios:

May dijo...

Ya me habías contado algo sobre este libro, pero aquí has explicado la historia con más detalle. No me gusta la historia de la Grecia clásica tanto como a ti, pero me interesan bastantes estos temas, así que no queda descartado que algún día me lo lea. Además, yo no tengo que buscarlo mucho para poder hacerlo xD

Bore-kun dijo...

Claro, eso es lo mejor de los libros, recomendar unos, leer otros que te han recomendado, prestarlos y recibirlos. Siempre te enriquece la opinión de otro sobre un libro que tú no conocias, y lo lees y te das cuenta que te encanta :)